por: Wonyoung Choi 2015-07-22
He leído la segunda parte del ingenioso caballero
don Quijote de la Mancha. Mi
impresión por la primera parte está dicho en mi anterior reporte "Lector a
Cervantes".
Semejante modo de referencia está usado
aquí: numero romano por la parte, el del capitulo (a menudo, hasta el primer
dígito decimal) y el de la pajina (pero, en este reporte, la de este libro);
por ejemplo, (II-74) o (II-74.7, p.1044). Semejante estructura está usado: la
trama, las técnicas literarias y las temas importantes.
La trama
Yo hice Ctrl-c y Ctrl-v de Wikipedia por la
trama de la segunda parte abojo: porque 1) la trama en sí no es importante por
mi reporte, 2) la trama es muy bien recapitulado ahí, y 3) para salver el
trabajo de ir a y venir de la web. Será referido como "Wiki" aquí
abajo. Si sabes la trama, salte.
« Segunda
parte
En el prólogo, Cervantes se defiende irónicamente
de las acusaciones del lopista Avellaneda y se lamenta de la
dificultad del arte de novelar. En la novela se juega con diversos planos de la
realidad al incluir, dentro de ella, la edición de la primera parte del Quijote
y, posteriormente, la de la apócrifa Segunda parte, que los personajes han
leído. Cervantes se defiende de las inverosimilitudes que se han encontrado en
la primera parte, como la misteriosa reaparición del rucio de Sancho después de
ser robado por Ginés de Pasamonte y el destino de los dineros encontrados en
una maleta de Sierra Morena, etc.
Así pues, en esta segunda entrega Don Quijote y
Sancho son conscientes del éxito editorial de la primera parte de sus aventuras
y ya son célebres. De hecho, algunos de los personajes que aparecerán en lo
sucesivo han leído el libro y los reconocen. Es más, en un alarde de
clarividencia, tanto Cervantes como el propio Don Quijote manifiestan que la
novela pasará a convertirse en un clásico de la literatura y que la figura del
hidalgo se verá a lo largo de los siglos como símbolo de La Mancha.
Cervantes, como narrador homodiegético, esto
es, que interviene a la par como narrador y personaje, explica que había
perdido los originales de la novela que como recurso literario atribuye a un
autor árabe (Cide Hamete Benengeli), pero que consiguió
recuperarla, de modo que puede seguir traduciéndola.
La obra empieza con el renovado propósito de don
Quijote de volver a las andadas y sus preparativos para ello, no sin la fiera
resistencia de su sobrina y el ama. El cura y el barbero tienen que confesar la
locura de don Quijote y urden, junto al bachiller Sansón Carrasco, un nuevo
plan que les permita recluir a don Quijote por una largo tiempo en su aldea.
Por su parte, don Quijote renueva los ofrecimientos a Sancho prometiéndole la
ansiada ínsula a cambio de su compañía. Sancho reacciona obsesionándose con la
idea de ser gobernador y cambiar de estatus social, lo que provoca la burla de
su esposa Teresa Panza. Con conocimiento de sus convecinos don Quijote y Sancho
inician su tercera salida.
Ambos se dirigen al Toboso con objeto de visitar a
Dulcinea, lo que pone en un duro aprieto a Sancho, temeroso de que su mentira
anterior salga a luz. En uno de los episodios más logrados de la novela Sancho
logra engañar a su señor haciéndole creer que Dulcinea ha sido encantada y hace
pasar a una tosca aldeana por la amada de don Quijote, quien la contempla
estupefacto. Nuevamente don Quijote atribuye la transformación a los
encantadores que le persiguen. El encantamiento de Dulcinea y la forma en que
don Quijote buscará revertirlo será uno de los motivos de esta segunda parte.
Apesadumbrado, don Quijote continúa su camino; pronto se topa con unos actores
que van en un carro a representar el acto Las Cortes de la Muerte,
quienes les toman el pelo y enfurecen a don Quijote. Una noche se encuentra con
un supuesto caballero andante que se autodenomina el Caballero de los Espejos
–quien es ni más ni menos que el bachiller Sansón Carrasco disfrazado junto a
su escudero, un vecino llamado Tomé Cecial. El caballero de los Espejos presume
de haber derrotado a don Quijote en una batalla anterior, lo que provoca el
desafío de éste. El de los Espejos acepta e impone como condición de que si
vence don Quijote se retirará a su aldea. Se disponen a luchar, pero con tan
mala suerte para el bachiller que, en forma sorpresiva, don Quijote lo derrota
y lo obliga a reconocer su error; con tal de salvar la vida el bachiller acepta
la condición y se retira humillado, tramando venganza, venganza que se manifestará
casi al final de la novela. Esta inesperada victoria le sube el ánimo a don
Quijote, quien continúa su camino. Pronto encuentra a otro caballero, el
caballero del Verde Gabán, que lo acompañará algunas jornadas. Viene a
continuación una de las más excéntricas aventuras de don Quijote: la aventura
de los leones; don Quijote prueba su valor desafiando a un león macho que es
transportado a la corte del rey por un carretero; por fortuna el león no hace
caso de él y don Quijote se da por satisfecho; inclusive, para celebrar su
victoria, cambia su anterior apodo de "Caballero de la Triste Figura"
al del "Caballero de Los Leones". Don Diego de Miranda –el del Verde
Gabán– lo invita a su casa unos días, donde es probado en el grado de su locura
por su hijo, un estudiante y poeta alabado por don Quijote. Don Quijote se
despide y reemprende el camino, encontrando pronto a dos estudiantes que van en
dirección a las bodas de Camacho el Rico y de la hermosa Quiteria. En este
episodio don Quijote logra, atípicamente, resolver un verdadero entuerto, al
tomar partido por Basilio (el primer prometido de Quiteria, con quien se casa
por sorpresa) en defensa de su vida amenazada por Camacho y sus amigos; don
Quijote obtiene reconocimiento y gratitud de parte de los noveles esposos.
A continuación se suceden una serie de episodios
autoconclusivos: el primero es el descenso a la Cueva
de Montesinos, donde el caballero se queda dormido y sueña todo tipo de
disparates que no llega a creerse Sancho Panza, pues hacen referencia al
supuesto encantamiento de Dulcinea. Este descenso es una parodia de un episodio
de la primera parte del Espejo de Príncipes y Caballeros
y de los descensos a los infiernos de la épica, y que para Rodríguez Marín se
constituye en el episodio central de toda la segunda parte. Luego, llegan a una
venta que don Quijote reconoce por tal y no por castillo, para gusto de Sancho,
lo que evidencia que el protagonista empieza a ver las cosas tal como son y no
como en la primera parte, en que veía las cosas de acuerdo a su
imaginación("Aproximación al Quijote",edit. Salvat 1970, pag 113, de
Martín de Riquer). A la venta llega un tal maese Pedro cuyo oficio es el de
titiritero y tiene un mono adivino; pero no es otro que Ginés de Pasamonte,
quien de inmediato reconoce a don Quijote y accede a dar una función de su retablo
de marionetas; en cierto momento don Quijote, presa de un súbito desvarío,
ataca con su espada el retablo haciéndolo pedazos, pero culpa a los
encantadores de haberlo confundido. La cabalgata continúa y don Quijote y
Sancho se ven envueltos en la aventura del rebuzno: intentan llamar a la
concordia a dos pueblos que se pelean a causa de una ancestral burla, pero la
desubicación de Sancho los obliga a huir bajo la amenaza de las ballestas y las
armas de fuego. Pronto llegan a orillas del río Ebro, donde tiene lugar la
aventura del barco encantado: don Quijote y Sancho se embarcan en una pequeña
barca creyendo aquél que el viaje está encantado, pero la navegación termina
abruptamente y ambos se zambullen en el río.
Desde el capítulo 30 al 57 don Quijote y Sancho son
acogidos en su castillo por unos acomodados duques que han leído la primera
parte de la novela y saben de qué humor cojean ambos. Por primera vez don
Quijote y Sancho entran en contacto con la alta nobleza española y su séquito
cortesano, todo semejante al ambiente de los libros de caballerías. Los duques,
por su parte, se esmeran en presentarles la realidad del mismo modo,
orquestando situaciones caballerescas en que don Quijote pueda actuar como tal;
en el fondo don Quijote y Sancho son considerados como dos bufones cuya estadía
en el castillo tiene por objeto entretener a los duques. En forma sutil, pero
despiadadamente, los castellanos organizan una serie de farsas que ponen en
ridículo a los dos protagonistas quienes, pese a todo, confían hasta el final
en sus anfitriones. Solo el capellán del castillo rechaza de plano la opereta e
increpa violentamente a don Quijote su falta de cordura. Se suceden los
siguientes episodios de chanza: la sorpresiva aparición del mago Merlín, que
declara que Dulcinea solo podrá ser desencantada si Sancho se da tres mil
azotes en sus posaderas; esto no le parece nada bien al escudero y de ahí en
adelante habrá una permanente tensión entre amo y mozo por causa de esta
penitencia. Enseguida, convencen a don Quijote de que vaya volando en un
caballo de madera llamado Clavileño a rescatar a una princesa y a su padre del
encantamiento que les ha echado un gigante; don Quijote y Sancho caen con
naturalidad en la burla. Una de las farsas más memorables es la obtención y
gobierno por Sancho de la ínsula prometida: en efecto, Sancho se convierte en
gobernador de una "ínsula" llamada Barataria que le otorgan los
duques interesados en burlarse del escudero. Sancho, no obstante, demuestra
tanto su inteligencia como su carácter pacífico y sencillo en el gobierno de la
dependencia. Así, pronto renunciará a un puesto en el que se ve acosado por
todo tipo de peligros y por un médico, Pedro Recio de Tirteafuera, que no le
deja probar bocado. Mientras Sancho gobierna su ínsula, don Quijote sigue
siendo objeto de burlas en el castillo: un desenvuelta moza llamada Altisidora
finge estar perdidamente enamorada de él, poniendo en riesgo su casto amor por
Dulcinea; cierta noche le descuelgan en su ventana una bolsa de gatos que le
arañan el rostro; en otra ocasión, a requerimientos de una dama llamada doña
Rodríguez –quien cree neciamente que don Quijote es un auténtico caballero
andante–, se ve obligado a participar en un frustrado duelo con el ofensor de
su hija. Finalmente, don Quijote y Sancho se reencuentran(don Quijote encuentra
a Sancho en lo profundo de una sima en que ha caído de regreso de su fracasado
gobierno).
Ambos se despiden de los duques y don Quijote se
encamina a Zaragoza
a participar en unas justas que allí van a celebrarse. Poco les sucede a
continuación; en cierto momento son embestidos por una manada de toros debido a
la temeridad de don Quijote. Y en una venta el manchego se entera por boca de
unos caballeros que ahí alojaban que ha sido publicado el Quijote de Avellaneda, y cuyos
detalles, ambientados en Zaragoza, lo indignan de sobremanera, pues lo
presentan como un loco de atar. Decide cambiar de rumbo y dirigirse a Barcelona. A
partir de este momento, según Martín de Riquer en su obra "Aproximación al Quijote",
la trama cambia sustancialmente: empiezan las aventuras de verdad y en la cual
el personaje pierde presencia, lo que anticipa su final. Primero, se encuentran
con una cuadrilla de bandoleros liderada por Roque Guinart, un personaje
rigurosamente histórico, un aventurero de verdad. Si bien el bandolero los
trata bien, son testigos de hechos sangrientos (por ejemplo, Roque asesina a un
bandolero a escasos metros de Sancho). Tras varios días de participar a fondo
de la vida clandestina de sus anfitriones, Roque los deja en la playa de
Barcelona. Don Quijote y Sancho entran en una gran y cosmopolita ciudad y quedan
maravillados por la actividad que en ella se desarrolla. Se alojan en casa de
don Antonio Moreno, quien les muestra una supuesta cabeza de bronce encantada y
que da respuestas ingeniosas a las preguntas que se le hacen. Otro día el
caballero y su escudero visitan las galeras ancladas en el puerto y
repentinamente se ven inmersos en un combate naval contra un barco turco –que
traía a una dama morisca huida de Argel–, con amplio despliegue de hombres y
artillería, muertos y heridos. Nadie hace caso a las observaciones y propuestas
de don Quijote y su locura ya no divierte. Se llega finalmente, al momento más
dramático de su carrera: su vencimiento por el caballero de la Blanca Luna.
Cierta mañana éste aparece en la playa de Barcelona y desafía a don Quijote a
un singular duelo por asuntos de prevalencia de damas; la batalla –en presencia
de las autoridades y el público barcelonés– es rápida y el gran manchego cae en
la arena derrotado.
Fue luego sobre él, y poniéndole la lanza sobre la
visera, le dijo:
-Vencido sois, caballero, y aún muerto, si no
confesáis las condiciones de nuestro desafío.
Don Quijote, molido y aturdido, sin alzarse la
visera, como si hablara dentro de una tumba, con voz debilitada y enferma,
dijo:
-Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del
mundo, y yo el más desdichado caballero de la tierra, y no es bien que mi
flaqueza defraude esta verdad. Aprieta, caballero, la lanza, y quítame la vida,
pues me has quitado la honra (cap 64 de la Segunda Parte)
El caballero de la Blanca Luna es en realidad el
bachiller Sansón Carrasco disfrazado y le ha hecho prometer
que regresará a su pueblo y no volverá a salir de él como caballero
andante en el plazo de un año. Así lo hace don Quijote, tras varios días de
permanecer abatido en cama.
El regreso es triste y melancólico y Sancho trata
por varios medios de subirle el ánimo a su señor. Don Quijote piensa, por un
momento, en sustituir su obsesión caballeresca por la de convertirse en un
pastor como los de los libros pastoriles. Durante el regreso amo y criado son
atropellados por una gran piara de cerdos –la "cerdosa aventura"–, y
cuando pasan por el castillo de los duques son objeto de nuevas burlas; más
allá don Quijote y Sancho tienen una fuerte discusión por el asunto de los
azotes que debe darse el criado para desencantar a Dulcinea. En un cierto lugar
conocen a Alvaro Tarfe, personaje del Quijote de Avellaneda, quien
declara la falsedad del que conoció en Zaragoza. Llegan finalmente a su aldea.
Don Quijote enferma, pero retorna, al fin, a la cordura y abomina con lúcidas
razones de los disparates de los libros de caballerías, aunque no del ideal
caballeresco. Muere de pena entre la compasión y las lágrimas de todos.
Mientras se narra la historia, se entremezclan
otras muchas que sirven para distraer la atención de la trama principal. Tienen
lugar divertidas y amenas conversaciones entre caballero y escudero, en las que
se percibe cómo don Quijote va perdiendo progresivamente sus ideales, influido
por Sancho Panza. Va transformándose también su autodenominación, pasando de
Caballero de la Triste Figura al Caballero de Los Leones. Por el contrario,
Sancho Panza va asimilando los ideales de su señor, lo que se transforman en
una idea fija: llegar a ser gobernador de una ínsula.
Las técnicas
literarias
Como la primera parte, las técnicas literarias coninúa en la
segunda. La intertextualidad es universal porque, a lo menos, la primera parte es
referido siempre. Que don Quixote y Sancho son burlado continuamente por los
duques es triste pero cómico, casi como la definición de tragicomedia o
metateatro. La metaficción era unos pocos y así unas sorpresa agradable en la
primera parte. Pero en la segunda, ella es casi universal y, que es más importante,
multicapa, lo que necesita mucha pensamiento y entendimiento.
Cide Hamete Benengeli, Cervantes,
el traductor
Cervantes dijo que
Benegeli fue el original autor, aunque las portadas de los libros claramente
mostraron "Compuesto por Miguel de Cervantes Savvedra." y "Por
Miguel de Cervantes Saavedra, autor de su primera parte." Porque algunos
(recitantes) tuvieron necesidad de "huirse y ausentarse,
temerosos de ser castigados, como lo han sido muchas veces, por haber
representado cosas en perjuicio de algunos reyes y en deshonra de algunos
linajes" (I-48.5,
P.492), quizá sea menester usar
seudónimo (aunque yo no lo creo). Para descubrir su mismo nombre y cubrirse de
tal peligro al mismo vez, quizá sea ingenioso a introducir una capa media,
Benengeli. Él es siempre verdadero y preciso objetivamente, Cervantes subjetiva
y tacitamente. El traductor (y aun el impresor) puso tener la culpa por todos
los errores cualquiera y de quienquiera. (II-4.1, p.569)
Como Wiki dice que "Cervantes, como narrador
homodiegético, ... interviene a la par como narrador y personaje". Cervantes
dice en primera persona mucho más y Benegeli se halla much
más veces en la segunda parte que en la primera. Como dicho en mi
anterior reporte, esta metaficción borra la borde entre la novela y la
realidad. Así lectores, personajes y aun autores pueden entrar en y salir de la nevela fácilmente. Algunos lectores pueden
sentirse cercano y simpático con las personajes (incluso Cervantes y Benengeli
como personajes), mientras algunos pueden asombrarse y sospechar diciendo entre
sí ¿qué es este?, ¿dónde soy?, ¿quién habla a quién? y finalmente ¿quién soy yo?
Tales preguntas pueden o deben ser preguntado y contestado no solo por los lectores,
sino también por, asombrosamente, personajes. Benengeli dijo: «Para mí
sola nació don Quijote, y yo para él; él supo obrar y yo escribir; solos los
dos somos para en uno». (II-74.8, p.1044)
Benengeli, un personaje aquí, sabe que él sí mismo es fabricado. Don Quijote
también sabe lo mismo como dicho abajo. Personajes salen de la novela y entran
en la realidad, que es en efecto un mundo Cervantes creó. Además, Cervantes sí
mismo entro en la novela, lo que, pienso yo, es facilitado por Benengeli. Sin
Benegeli, Cervantes no pueda transformarse en narrador, personaje y autor tan
facilmente. Esto es, yo creo, la necesidad de Benengeli y el poder de multicapa
metaficción. Don Quijote es «hijo del entendimiento» (I-Preliminares, p.43) de Cervantes y Cervantes de don Quijote porque «cada uno
es hijo de sus obras» (I-4.3, p.82) En efecto,
Cervantes ganó lo que quería: «Dios te dé salud y a mí no olvide.» (I-Preliminares, p.50) ¡Vivid!
La apócrifa Segunda parte y don
Álvaro Tarfe
Avellaneda (un seudónimo)
publicó la apócrifa Segunda parte en a finales de julio de 1614. Es natural que
Cervantes fue enojado. Es así especialmente porque él criticó que novelas de
Cervantes «son más satíricas que ejemplares» (II-Preliminares, p.540) y comparó a Cervantes con sus rival Lope de Vega. Don Quijote
dijo que «toda comparación es odiosa». (II-23.5, p.707) Como Wiki dice Don Quijote conocío a "don
Álvaro Tarfe, personaje del Quijote de Avellaneda,
quien declara la falsedad del que conoció en Zaragoza." Esto
suceso es muy interesante por la parte de metaficción. Derribado está el muro,
la puerta inutil. Luego borrada la borde entre la novela y la realidad, todo es
posible. La metaficción puede extender indefinidamente, pero sólo con el riesgo
de confusión y desorden. No lo es algo que cualquiera puede hacer.
Don Quijote dijo: «suplico
a los dichos señores mis albaceas que si la buena suerte les trujere a conocer
al autor que dicen que compuso una historia que anda por ahí con el título de Segunda parte de las hazañas de don Quijote
de la Mancha, de mi parte le pidan, cuan encarecidamente ser pueda, perdone
la ocasión que sin yo pensarlo le di de haber escrito tanto y tan grandes
disparates como en ella escribe, porque parto desta vida con escrúpulo de
haberle dado motivo para escribirlos.» (II-74.5, p.1042) Como dicho arriba, don Quijote
sabe que sí mismo es fabricado porque conoció cara a cara a don Álvaro Tarfe
que ya supo que es una personaje en la apócrifa Segunda parte. Si no, don
Quijote debe preguntar ¿quién soy yo?
Las temas importantes
Hay algunas temas importantes y interesantes.
La contemporaneidad
Sancho dijo "que casó con ... hija de don Alonso de Marañon
... que se ahogó en la Herradura". La nota explica: la Herradura "es
un puerto ... donde naufragó en 1562 una escuadra de galeras ... pereciendo
unas cuatro mil personas." (II-31.5, p.763) Considerando la edad de la
hija y la de su padre cuando murió, el tiempo cuando Sancho dijo es muy cercano
de 1615, el año de la publicación de la Segunda parte.
Don Quijote conoció a Roque Guinart y la nota explica: "se
trata del histórico Perot Roca Guinarda, o Rocaguinarda, estrictamente
comtemporáneo de Cervantes y aun del Quijote
mismo (tenía unos 33 años hacia 1615), acaso el «bandolero» más célebre del
momento." (II-60.2, p.958) Rocaguinarda murió en 1635.
Más directo ejemplo: la final de la carta de Sancho a Teresa
Panza, su mujer, "Deste castillo, a veinte de julio de 1614. Tu marido el
gobernador, Sancho Panza". (II-36.3, p.800) El mismo año, el mismo mes que
la apócrifa.
Yo imagino que los lectores pudieran gozar mucho leyendo tales
cosas recientes o aun presentes. Especialmente, el bandolero fue una grande
problema y Rocaguinarda muy famoso o notorio. Él estaba vivo por hasta 20 años
después la Segunda parte. Quiza una muy efectiva ventaja de venta.
Yo pienso que esto es una audaz cervantina.
La (trans- o homo-)sexualidad
Este es extraño y no entiendo yo. Sólo una vez hay en la primera
parte: Dorotea se halló en vestido de varón, pero con buena necesidad. La
segunda parte ha muchas veces y la mayor de ellas están en puesto teatral hecho
por los duques para burlar don Quijote: un paje para la Dulcinea fingida
(II-36.0, p.798), las dueñas barbadas (II-39.5, p.814), el mayordomo para la
condesa Trifaldi (II-44.0, p.841), la hija y el hijo de Diego de la Llana en el
vestido cambiado uno a otro (II-49.7, p.884), Ana Félix para el arráez del
bergantín (aunque con buena causa) (II-63.4, p.985), por ejemplo.
Yo no sé y tengo ni idea si esto es sexualidad o transexualidad
o homosexualidad o aun hermafroditismo o asexualidad ni por qué Cervantes lo
hizo. Pero, sin duda alguna, extraño.
El teatro
Ambas partes son teatral. Así pudieran trasformar en un teatro
facilmente. La primera parte es más facil que la segunda: más palabras, menos
acciones. Como dicho en mi anterior reporte, la primera parte ha varias
historias dentro historia. Las ventas son primarios sitios. No muchas
personajes. No especial aparato ni equipo excepto los famosos molinos de
viento.
En la segunda parte, hay dos teatros (significando tablados), en
capítulos 19 y 69. Quiero decir teatros dentro teatro. Necesite especial equipo
como "un gran caballo de madera ... lleno de cohetes tronadores" que
puede estallar y destruirse "con estaño ruido", pero no lesionar los
pasajeros. (II-41.6, p.827) Necesite a mucho gente, quiza más que veinte a lo
menos para una escena en capítulo 35. Capítulo 56 necesite un duelo
caballeresco con "infinita gente" de los espectadores.
La diferencia de la amplitud y el estilo (también la cantida y
longitud de la historia) es tanto grande que no es buen por practicidad y
integridad, lo que lleva a otro tema, la fama.
La fama
La primera parte publicado elevó la fama y el estatus de don
Quijote tan alto que todas los personajes importantes conocen él. Don Quijote era
de cero a héroe, por mejor decir, de cero loco a "El ingenioso hidalgo"
(¡qué buen título!). En la segunda parte, don Quijote es tratado muy bien por
todas las personajes alta y rica aunque los duques lo hicieron con muy mal
intención. Yo pienso que lo es mal por la integridad de la novela y la
personaje, bueno por la trama y la diversidad. Sin esto, la segunda parte
pudiera ser aburrida. Creo que Cervantes hizo lo que necesitó.
La enigma: los duques
Los duques son una enigma grande para mí. Los son muy ricos y
ociosos. Hicieron varios teatros desechables y carísimos. Los "tres mil
azotes y trecientos" (II-35.2, p.793) y las "viente y cuatro mamonas
[en rostro], y doce pellizcos y seis alfilerazos en brazos y lomos"
(II-69.3, p.1014) son masoquistas. Que "los azotes que ha de recebir el
buen Sancho han de ser por su voluntad, y no por fuerza" (II-35.2, p.794)
es fáustico. Los duques son Mefistófeleses cervantinos.
«Pues sepa vuesa merced que lo puede agradecer, primero, a Dios,
y luego, a dos fuentes que tiene en las dos piernas, por donde se desagua todo
el mal humor de quien dicen los médicos que está llena.
—¡Santa María! —dojo don Quijote—. Y ¿es possible
que mi señora la duquesa tenga tales desaguaderos?»
(II-48.8, p.874)
¿Qué es esto? ¿Qué Cervantes quiso decir y hacer lectores
imaginar? ¡Enigma!
El engaño
La definición de burlar es "1. Engañar, mentir a alguien."
Así, lexicológicamente en diccionario, y semánticamente en esta novela, hay la
relación: burlar = engañar = mentir. Las tres palabras son intercambiable en
este reporte.
La segunda parte es llena de engaños. El engañarse era una
básica, si no la primera, tema de la primera parte. El engañar es añadido y
casi universal en la segunda parte. Sancho engañó a don Quijote de que una
labradora era la señora Dulcinea. La duquesa persuada a Sancho a engañarse de
que la labradora "era y es Dulcinea". Ella dijo "el buen Sancho,
pensando ser el engañador, es el engañado". (II-33.4, p.781) Este es
exactamente lo que significa el refran chino 'engañarse, engañar' (en chino, 自欺欺人). Los engaños son muy multicapas. Lo que hizo la duquesa puede ser dicho:
engañar al engañador a engañarse engañado (en chino, lo mejor sea 欺人自欺欺人). Quiero decir que confusión,
vanidad y multicapa son la naturaleza de la mentira.
Algunas buenas citas:
«—Pues,
porque os burláis, no me burlo yo
—respondió don Quijote—.»
(I-20.7, p.210)
«porque no
son burlas las que duelen, ni hay pasatiempos que valgan si son con daño de
tercero»
(II-62.0, p.969)
«Y dice más
Cide Hamete: que tiene para sí ser tan locos los burladores como los burlados,
y que no estaban los duques dos dedos de parecer tontos, pues tanto ahínco
ponían en burlarse de dos tontos.»
(II-62.0, p.969) (Esta frase recapitula casi mitad de la segunda parte.)
El sueño
Como dicho en mi anterior reporte, el sueño es muy importante
concepto en ambas partes de don Quixote. Ya he dicho el
sueño de la mariposa (en chino, 胡蝶之夢) de Zhuangzi (莊子), que significa sueño dentro sueño y la mezcla de sueño y realidad. (Esta
frase recapitula la entera novela.)
Más citas buenas y hermosas:
«bien haya el que inventó el
sueño, capa que cubre todos los humanos pensamientos, manjar que quita la
hambre, agua que ahuyenta la sed, fuego que calienta el frío, frío que templa
el ardor, y, finalmente, moneda general con que todas las cosas se compran,
balanza y peso que iguala al pastor con el rey y al simple con el discreto»
(Sancho, II-68.1, p.1008)
Cervantes a Lector
Cervantes la personaje es vivo, pero Cervantes el
autor es muerto. Así, yo osaré, "sin juramento" ni habilidad,
entregar la respuesta de Cervantes (« » fingido, " " cito):
«Hermano Sancho: tu acordó con Sansón que la
perdición y la recobro de tu jumento "sería descuido del impresor", y
para más información, póngase en contacto con el traductor. Podemos reñir por
siempre aquí. Así, ¡calla!
Desocupado lector:
Me preguntaste que yo soy el cura. "Yo sé
quien soy", pero, "de cuyo nombre no quiero acordarme". Todas las
personajes son mis "hijos del entendimiento", y soy el
"hijo de mis obras", "así solos yo y
mis personajes somos para en uno". Mis respuesta: yo soy todos y todos son
mí.
Yo sé que tienes varias cuestiones vieja y nueva. Quiero
avisar a gozar la hermosura de vacío. Si pereces de curiosidad todavía, envie
carta bien escrita en buen castellano. Sobrescrito: Calle Ruiz de Alarcón 23
Madrid 28014. No teléfono, ni correo electrónico, lo siento. Vale.»
[Memo para mí: 15/1/8 comencé el español, 15/2/22 -
4/14 leaba don Quixote, 15/6/10 - 7/14 leaba la segunda parte]